Las dApps no son algo reciente, las primeras aplicaciones basadas en sistemas o redes P2P fueron algunas tan conocidas como eMule o BitTorrent.
Mediante las mismas, sus usuarios podían acceder a contenido descargable situados en los dispositivos del resto de usuarios porque formaban parte de su red.
El concepto de aplicación descentralizada ha ido actualizándose con el paso del tiempo y en el año 2009 emergió Bitcoin, la primera dApp basada en la tecnología blockchain. Tuvimos que esperar hasta 2014 para presenciar el nacimiento de la segunda dApp basada en red DLT, Ethereum, cuyo lenguaje de programación (Solidity) y el uso de smart contracts, han dado impulso a esta aplicación tecnológica.
Las dApps poseen múltiples aplicaciones, pero podría afirmarse, entre otros numerosos motivos, que el secreto de su éxito radica en que su gestión está en manos de los usuarios y no de una organización centralizada, como ejemplos a destacar podríamos mencionar el metaverso Decentraland, que controlan y modifican sus propios usuarios, o los protocolos Uniswap o Aave.