La contratación es una disciplina compleja, que en ocasiones abarca diversas áreas del derecho -civil, mercantil, administrativo, corporativo o sociedades…; sin olvidar la normativa sobre: derechos de consumidores y usuarios, protección de datos, prevención de blanqueo de capitales, tributación, etc.-, por lo que antes de formalizar o firmar cualquier contrato conviene analizar la normativa aplicable y afianzar la seguridad jurídica que se va a entablar.
Estas necesidades se refuerzan aún más en casos de uso intensivo de nuevas tecnologías que ha generado sistemas de contratación por medios electrónicos y a distancia, con la concurrencia de dos o más múltiples legislaciones estatales que pueden colisionar y ser contradictorias; o, incluso, en ocasiones, relaciones contractuales hipotéticamente tan deslocalizados que no cabe definir a priori ningún ordenamiento jurídico aplicable.
En efecto, la revolución de la tecnología Blockchain, Smart Contracts y criptoactivos – criptomoneda, token, NFT- ha supuesto nuevas formas de relaciones contractuales, a lo cual se unen sistemas con uso intensivo de tecnología, como sucede en el entorno de las Startup, así como Fintech, Insurtech, Proptech, Regtech, Foodtech, Crowdfunding… que está creando un nuevo contexto complejo de relaciones económicas y jurídicas.
Ante la complejidad actual de la contratación, tanto por su condición global e internacional, su deslocalización, los sistemas operativos automatizados, los procesos de toma de decisiones autónomos o bajo inteligencia artificial, la innovación tecnológica, la compleja naturaleza de tales contratos y el diferente desarrollo normativo, es necesario contar con abogados y asesores legales expertos que analicen las relaciones contractuales, interpreten la normativa aplicable y ofrezcan un marco regulatorio idóneo.